Andando por Partido de Fregenal de la Sierra 

Partido de Fregenal de la Sierra

Municipios del Partido de Fregenal de la Sierra

  ÍNDICE

Bodonal de la Sierra
Cabeza la Vaca
Fregenal de la Sierra
Fuentes de León
Higuera la Real
Segura de León
Valverde de Burguillos

 

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    El terreno se halla cubierto de dehesas, jaras, monte bajo y otras especies propias del bosque mediterráneo, pueblan el territorio de esta comarca, originando un paisaje recio y bravío, altamente expresivo de la fisonomía secular de Extremadura. Algunas áreas son de relieve menos acusado, cubiertas de olivar, viñedo y cereales, o con zonas de terrenos pizarrosos despoblados de vegetación.

    También proliferan los suelos hondos aptos para el cultivo en los que abundan las huertas, y áreas húmedas de alta pluviosidad y exuberante vegetación, como sucede en los enclaves de Cabeza la Vaca y Fuentes de León. Su economía es mayoritariamente rural.

   La naturaleza fronteriza de la comarca, se concreta sobre todo en las fortificaciones y amurallamientos con que se resguardan las poblaciones. Así por ejemplo, Fregenal de la Sierra, de conexiones templarias y posesión de Sevilla durante largo tiempo, conserva su fortaleza y tres iglesias de significado sobresaliente.

   Entre las especialidades gastronómicas, además de los jamones y chacinas propios de la comarca, destacan los espárragos trigueros, setas, níscalos, gurumelos, cardillos, tagarninas, ranas, caracoles y otros productos del campo.

   Los habitantes de esta comarcan conservan la tradición en la elaboración de artesanía alfarera, del cuero, mimbre, tallas de madera y cuerno, se mantienen vivas en casi todos los pueblos de la zona.

    También contó con su coso, hoy ya desaparecido, Segura de León, localidad donde en cambio se conserva la fiesta de toros más popular y arraigada, quizá, de las muchas semejantes que se celebran en la comarca. Es ésta la de las capeas del Cristo de la Reja, en la que durante toda una semana los mozos lidian numerosas vaquillas y en cuyo transcruso se elige la Vaquera Mayor.

    En el aspecto etnográfico y folklórico el territorio ofrece peculiaridades bien señaladas, algunas de arraigo ancestral, como las recias danzas que en Fregenal mantienen los "lanzaores" de la Virgen de la Salud, o la típica romería de los gitanos, de Los Remedios, de esta misma localidad.


    El Real Decreto del 30 de Noviembre de 1833 configuró las actuales provincias andaluzas. Huelva, como provincia perteneciente al reino de Sevilla sufriría las  pérdidas de Fregenal de la Sierra y su partido judicial: Higuera la Real, Bodonal de la Sierra, Cabeza la Vaca, Segura de León y Fuentes de León. Partiéndose en dos la Encomienda Mayor de León de la Orden santiaguista pues los pueblos de Cañaveral de León y Arroyomolinos de León quedan en el lado andaluz.


La comarca de la Sierra de Fregenal en la Expo'92

    Reproducimos el texto que sirvió de presentación a la comarca de la sierra de Fregenal en la Exposición Universal de Sevilla. El acto terminó con la exhibición de un video sobre la comarca y la actuación conjunta de las corales "Frexnense" y "Castillo y Encinas"

    "Aquí al lado, muy cerca, pasando la línea oscura de Sierra Morena, se ubica la comarca extremeña que hoy venimos a presentar a propios y extraños. Al suroeste de Badajoz, allá por donde acaban los últimos episodios de los Picos de Aroche y se van diluyendo sus cerros hasta desaparecer a levante en la interminable llanura de la Tierra de Barros. Bodonal de la Sierra, Cabeza la Vaca, Fregenal de la Sierra, Fuentes de León, Higuera la Real , Segura de León y Valverde de Burguillos son las poblaciones que integran el actual partido judicial de Fregenal desde la primera mitad del Siglo XIX luego que las jurisdicciones de las Ordenes Militares se extinguieran con el antiguo régimen: Primero el Temple y luego la de S. Juan, para unas; la de Santiago para las integradas las integradas en la provincia León, y Valverde de Burgillos, procedente del antiguo ducado de Feria.

    Nacidos todos a la historia en plena época de reconquista, bajo el padrinazgo de estas órdenes Militares tejieron su historia particular o de comarca en unas circunstancias sociales e históricas bien conocidas por los investigadores.

    Definida ahora como la Sierra de Fregenal, en ella la orografía se hace historia y leyenda, que se funden inseparablemente, porque la Sierra se singulariza y diversifica en otras muchas con historia y vida propias, con rincones donde aún es posible encontrar sendas ocultas a la invasión urbanizante, privilegio único de hollar y disfrutar para quien va a la búsqueda de la huella arqueológica, de la seta única, o simplemente del panorama insospechado, y, de pronto, se encuentra en la cima dominante o en la nava recoleta poblada de olivos y perfumadas violetas.

    Sierra de Santa Marina, en Fuentes de León, hermana casi de la de Aracena, de angosta subida, entre olivos cornicabros e intensos olores a orégano y manzanilla ;empedrada sus senda en roja arcilla, casi inaccesible, se corona del castillo Cuerno en ruinas. Dice la leyenda que hunde sus cimientos en un pozo inagotable de aguas, tanto que anegaron sus minas de plata: las que un día Tartessos comerció con Salomón para mayor esplendor del templo de Jerusalén.

    Sierras de La Martela y del Castro de Bodonal, ya tocando los morros graníticos de los Jarales que nos han devuelto sus tesoros ocultos de siglos y elaborados en oro y filigrana, bajo el influjo de oriente...

    Sierra del Castro junto a Fuentes transición escarpada del olivo a la encina, adornadas sus sendas de torviscas y rosas de Alejandría, las que al decir popular son coloradas de noche y blancas de día; y su compañera la de la Madrona que nutre las fuentes abundosas del Sillo y eI Morlano, los mismos que entre adelfas y fresnedas, se fundían en un abrazo a los pies mismos del Castro céltico de Capote, pasados los acantilados de las Nieves y Camposanto.

    Sierra del Coto; desde su cima la mirada vigía de la Nertóbriga céltico-romana señorea un mar sin fin de encinares, de los que emergen, blancas las villas circundantes, sus hijas, de Higuera, Fregenal, Fuentes de León...

    Sierra de Gigonza, la Sigunsa; árabe recientemente rescatada para la memoria histórica, testigo mudo de los últimos momentos del Corán en nuestras tierras que se cerraron definitivamente al desplegarse el día detenido por las súplicas del Maestre de Santiago a la luego Señora de Tudía. Desde la altura, nos extasía la cinta azul del Ardila, frontera de la encina y el desierto transito a la ya citada y extensa llanura de Tierra de Barros.

    Mirando a las cumbres de Santa María de Tentudía, la Sierra de Cabeza la Vaca, sigue caminos cuya subida se hace interminable, a la sombra de castaños y alcornoques añoso, hasta donde los pinos en maraña caprichosa impiden el paso y regalan al viajero la cesta llena de varias y exquisitas setas.

    Y tantas y tantas otras. Sobrepasado el Ardila y el Bodión, dejando atrás el encinar, subimos suavemente como de puntillas, hasta la Virgen del Valle valverdeña, presidiendo desde lo alto y desde los siglos la tierra que le da nombre a un hermoso valle para el cultivo del campo y recreo de la vista.

    Y de una a otra, por todas partes la mancha oscura de la dehesa, surcada por las avenidas de las cañadas y los cordeles del honrado Concejo de la Mesta que durante siglos transitó sus ganados a la búsqueda invernal de los ricos pastos de la Sierra.

    Este paisaje serrano es el que envuelve risueño a los personajes de Hermoso, pone la nota ácida de la denuncia social en los cuadros de Perez Jimenez o se hace metafísica casi de soledades y de color en los de Casquete de Prado.

    Este paisaje de la comarca serrana, tradicionalmente pobre, más marginal tal vez que marginado, periférico respecto a sus centros decisorios, que ha conservado el patrimonio ecológico que ya hemos referido, es depositario de un rico Patrimonio cultural e histórico, que a una tradición viva con potencialidades creadoras, tal como se deja ver por la información que estos días tendrán a su disposición cuantos se acerquen a conocernos.

   Podríamos detenernos a pregonar su patrimonio histórico-artístico, en la ruta de sus castillos enhiestos o en ruinas, rescatados los últimos por la piqueta arqueológica; o en la bien surtida muestra de tradiciones, fiestas populares, o incluso en el no muy conocido campo micológico, pero es sobre todo en el de sus recursos humanos el que desbordaría las más amplias nóminas tediosas de detallar, si nos propusiésemos su cita.

    De los pasados uno abandera con pleno derecho esta pléyade de hijos ilustres de la sierra: El doctor, el sabio Arias Montano que llenó medio siglo del XVI, a la sombra protectora del segundo Felipe; unido a él en las fechas de su nacimiento y de su muerte, esta última supuso la desaparición u ocultamiento de la producción montaniana, que tanto había osado alojando sus pensamientos heterodoxos a los pies mismo del trono filipino. La bien documentada sapiencia de Manuel Pecellín tendrá  la oportunidad de ir adelantando el cuarto centenario de su muerte.

    De los inmediatos, cuelga en algún lugar de Sevilla una buena muestra de Eugenio Hermoso y la de Pérez Jiménez, como las dos caras de una misma realidad regional del primer tercio de siglo;

    De los actuales, los que mantienen una rica tradición cultural en la comarca que por si sola es capaz de desmentir tópicos, a poco que nos fijemos en los epígonos y su entorno. No creemos que sea triunfalismo vano o chauvinismo de vía estrecha: díganlo los organizadores de esta semana, a la hora de tener no que buscar o suplicar la presencia de nadie sino de disculparla por la abundancia de recursos humanos de que podemos disponer al presente:

    Catedráticos del barro y la madera; del pincel y la palabra; figuras señeras de la música o la ciencia más avanzada; jornaleros de la obra sin sueldo no pocas veces; maestros y creadores en suma de un panorama cultural tan variopinto, que como se dice por allí sólo podrá  explicar el agua de la Fontanilla, el Gargallón, Santa María o tantas otras como dieron vida al ser de una comarca que se resiste al tópico de la pobreza cultural, a pesar de las carencias que la historia, la naturaleza o nosotros mismos nos echamos encima.

    Ahí estamos más allá de la línea oscura que dibuja la Sierra Morena de jara y retama, al fondo del valle ancho del ancho Guadalquivir; aquí nos presentamos ante propios y extraños cargados de historia y de ilusiones venidos desde la comarca de la Sierra, justamente al suroeste de Extremadura."

Sevilla, Pabellón de Extremadura en la Expo'92

2 de Junio de 1992.